por Mauricio Riveros.
La oportuna moda de los biopics tiene la posibilidad brillante de contarle a sus espectadores novatos en el rock que antes el mundo de la música fue distinto, que para destacar hacía falta talento genuino y que no siempre sus letras fueron pesimistas o de vacíos personales, porque cuando los humanos comenzaron a viajar al espacio hubo artistas que miraron al firmamento para crear canciones sobre la odisea espacial, bailarines cósmicos, hombres cohetes y tanto más.
Esa época que no fue hace mucho hoy parece tan lejana, pero permitió el surgimiento de genios que pudieron ser quienes estaban destinados a ser y sacar todo el provecho que eso les permitía grabando obras musicales fascinantes como los ya aludidos Bowie, T Rex y Elton John, “Rocketman” es el emocionante musical sobre este último que alcanza a contar un poco de eso como ruido al margen.
Y parece una historia de ciencia ficción, porque en esos años la industria de la música podía ser cómplice en la vida real del cruce de talentos como una alineación interplanetaria, como el encuentro de Elton John como el letrista Bernie Taupin compatibilizando a través de la composición, momento clave de la película, y de ciencia ficción digo porque puede ser difícil de entender para alguien de una generación nueva que solo consiga todo a través de clicks, porque antes de esos radares modernos de bolsillo se necesitaba astucia e instinto, y probablemente ya falte muy poco para que alguien invente una App para componer con un desconocido sin siquiera haberle estrechado la mano antes, en ese sentido “Rocketman” resulta hasta romántica más no nostálgica.
La historia y las canciones estaban y para convertirlas en película se agradece el trabajo de Taron Egerton (un exquisito Elton) manejando todo ese cancionero fundamental de la época como los tracks del fundamental disco “Honky Château”.
Era necesario encontrar el momento en que se produce el genio extravagante, y para tratar los rumores de su homosexualidad, drogas y bulimia nada mejor que lanzarlos todos al comienzo como bofetadas, todo mientras al fondo está este mundillo de la música como un negocio lucrativo, algo que el cine bien había contado en “Almost famous” o la TV en la serie “Vinyl” (HBO).
El musical es emocionante, con antagonistas bien interpretados como ejecutivos que creen saberlo todo o el calculador manager/amante (aquí algo parecido a Neil Diamond y bastante más cogible que el verdadero John Reid) y que también tuvo su aparición, encarnado por otro actor, en la super reconocida «Bohemian Rhapsody».
Las películas biográficas no son documentales, no tienen por qué ir al pie de la letra ni ser estrictas en detalles que siempre reclaman los que no entienden que esto es ante todo cine, pero para mi “Rocketman” se queda como uno de mis musicales favoritos por siempre (Hedwig, Rocky horror, háganle un lugar), y si continua la moda de estas cintas sería increíble ver también a T Rex o a Lou Reed en el pasado, o cualquiera de los que tenía talento y genio en serio y no necesitaba autotune para hacerse escuchar.
Duelos de Colección 